Como todos sabemos, los felinos son animales muy curiosos.
“Curiosity killed the cat” (La curiosidad mató al gato).
La primera referencia impresa sobre el origen de este proverbio se atribuye al dramaturgo británico Ben Jonson en el año 1598.
Este sindrome que vemos muy comúnmente en la clínica diaria nos hace reflexionar y nos ayuda a prevenir, junto con los dueños de las mascotas, sus posibles caídas desde ventanas, balcones y demás sitios de altura.
Cabe aclarar que si bien los felinos tienen la particularidad de acomodar su cuerpo, en la caída (según se observa en la foto) no siempre “caen parados” como muchos piensan, y no están exentos de sufrir lesiones.
Generalmente, las más importantes y graves se ven en caídas de poca altura porque no llegan a acomodar su cuerpo como lo hacen al caer desde alturas mayores.
Lo que se observa habitualmente son fracturas de las patas, manos, cara, cráneo, golpes en el tórax (contusión pulmonar), hemorragias y hasta la habitual fractura de paladar, cuando caen golpeando su cara contra el suelo; hay varias lesiones más, incluso la muerte.
Muchas veces debemos hospitalizarlos y tratar la emergencia teniendo en cuenta el riesgo del paciente. Es por ello que resulta importante observar cuán curiosos son nuestros gatos, y prevenir dichas caídas con métodos realmente fáciles de utilizar en cualquier casa o departamento.
Recomendamos el cierre de ventanas y balcones con los cerramientos tradicionales o el entretejido de soga o plástico que hoy conseguimos en cualquier ferretería o hipermercado.
Natalia Luka
Fuente: Foyel Mascotas www.foyel.com Conciencia Animal www.conciencia-animal.cl Asociación Argentina de Medicina Felina www.aamefe.org
El dueño suele confiarse de su mascota, como siempre dice "no pasa nada", hasta que pasa. Por ejemple recuerdo un hecho de una gata siamés, adulta que solía pararse en dos patitas y mirar por la ventana, obvio que la ventana estaba abierta, pero no "pasaba nada", supuestamente, ella miraba. Hasta que un día decidió saltar, por suerte no pasó nada, pero solo porque estuvimos ahí para atajarla de inmediato, casí por inercia. Desde ese momento quedó el apodo "Abi se cree paloma".
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