Se transmite de gato a gato generalmente por mordeduras, y también, en menor medida, por vía transplacentaria y canal del parto (de su mamá).
Es una enfermedad que produce inmunosupresión ya que afecta al sistema inmune del animal, causando una caída de sus defensas y promoviendo la infección con otras enfermedades oportunistas, como el Micoplasma Hemofelis (Hemobartonella felis), Hongos (Criptococos, Microsporum), Toxoplasmosis, Calicivirosis, Herpes virus, Bordetella (complejo respiratorio), Infecciones de piel (piodermias), Vilef (Virus de la Leucemia Felina) y tumores, entre otros.
¿Cómo podemos prevenir la enfermedad?
Lamentablemente, en nuestro país no contamos con una vacuna preventiva para la enfermedad, pero sí podemos, mediante los controles veterinarios, hacer su diagnóstico precoz. Esto nos permitirá, con tiempo, planear el mejor tratamiento para nuestra mascota.
El diagnóstico clínico se basa en una serie de síntomas clínicos, algunos inespecíficos, que ayudan a pensar en la posible infección. El decaimiento, la letargia, la anorexia, la fiebre y asociaciones con los agentes anteriormente mencionados como las enfermedades de piel y respiratorias, hacen sospechar al médico veterinario de esta enfermedad.
Para poder hacer un diagnóstico certero, contamos con una serie de estudios serológicos (un kit comercial) que ayudan a confirmar la enfermedad, así como también pruebas más modernas como el PCR, con el que por suerte hoy contamos en el Hospital escuela de la Facultad de Veterinaria de la UBA.
¿Existen los tratamientos?
Hoy en día, gracias a los avances en la investigación de la enfermedad y a los especialistas, contamos con algunas alternativas que brindan a nuestros pacientes calidad de vida y, por sobre todas las cosas, la posibilidad de poder controlar la enfermedad en las diferentes etapas.
Estas alternativas, además de los tratamientos convencionales y de sostén, son:
La inmunoterapia, que brinda un soporte eficaz en el mantenimiento del sistema inmune, inmunomodulándolo con sustancias externas como el interferón y diferentes citoquinas que el metabolismo necesita para combatirlo.
Otras, muy utilizadas, son las terapias con AZT, medicación humana que ofrece muy buenos resultados en los gatos.
Es por todo esto que recomendamos que visite a su veterinario de cabecera como manera de prevención y control de esta enfermedad, ya que hoy contamos con herramientas para que nuestros gatos puedan convivir con ella, mejorando su calidad de vida.
Fuentes:
-Virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF): evaluación de las globulinas en pacientes infectados espontáneamente. Gómez, N1; Gisbert, M. A.1; Ramayo, L2; Bratanich, A3, Castillo, V1; Suraniti, A1
-Tratamiento de retrovirosis felina. Gómez Nélida, Collado Alcalá Victorio.
-www.civargentina.com.ar
-Virus de la Inmunodeficiencia y SIDA felino. Salud, historia y sanidad. Revista online.
Adaptado por Natalia Luka
FOTO: Pepe, felino CE Smoke Tabby paciente del Serv Veterinario Integral
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