CANCER EN PERROS Y GATOS

Muchos de ustedes se preguntarán qué significa la palabra “cáncer”… y a partir de ahí viene a mi memoria una clase de patología en la facultad, cuando quisieron definir qué o quién lo causa. La definición derivó, finalmente, en qué cosa NO lo produce , dándonos a entender la variedad de estímulos que sí lo pueden producir.
El cáncer no es más que la proliferación de una célula, a partir de un estímulo que modifica su ADN, para aumentar así en número y desarrollar la enfermedad.
Muchos estímulos son conocidos y otros no, desde la radiación, algunos virus, el estrés, la inflamación crónica, entre otros, que podrían predisponer o directamente alterar a la célula para que ésta comience el proceso tumoral.
Cuando el cáncer se instala, comienza a parasitar a la mascota alterando varios de los sistemas biológicos: crece en forma muy lenta; interactúa y evoluciona junto al huésped (perro o gato); libera sustancias para poder producir sus propios vasos sanguíneos para poder nutrirse; evade el mecanismo que utiliza el propio animal para eliminar las células viejas; produce sustancias para su propio crecimiento celular; posee la capacidad de metastatizar (poder invadir otras partes del organismo) y, uno de los más importantes, evade al sistema inmune para no ser reconocido por éste, o lo modifica, produciendo así una caída de las defensas del animal, que lo predispone a padecer otras patologías.
Es aquí donde aparece el gran desafío de nuestro animal contra el tumor, y donde debemos actuar, como profesionales, para poder llegar al diagnóstico y elegir el tratamiento que sea más adecuado para el tumor en cuestión.
Hoy en día existen varios métodos para poder hacerlo, desde análisis de sangre, biopsias, punciones y cirugías, y a partir de allí varios tratamientos: la cirugía (muchas veces para extirpar total o parcialmente el tumor), quimioterapia, Inmunoterapia e Inmunooncología, homeopatía, etc.
Es importante recordarles controlar a su mascota con su veterinario de confianza a partir del chequeo de rutina, para poder así prevenir o diagnosticar rápidamente la enfermedad y poder disponer del tiempo necesario para establecer el o los tratamientos y lograr la mejor calidad de vida para nuestra mascota.

Natalia Luka
Fuente: Centro de Inmunoterapia Veterinario www.civargentina.com.ar


FOTO: "Piaf", felina Común Europea, paciente del SVI

AUSCULTACIÓN: ¿ES TAN IMPORTANTE?

Yo siempre digo que auscultar bien es la tarea más difícil que tiene un veterinario.
Los animales jadean, gruñen, ronronean, se mueven y tiemblan, todo lo cual perjudica una adecuada auscultación, pero si además los dueños aprovechan ese momento para preguntar distintas cosas o contarnos sobre lo que observaron de la mascota, tenemos asegurado el fracaso total de la maniobra. Y aunque resulte antipático decir esto, entiendo que la conversación del propietario es la causa más común de que las alteraciones cardíacas no sean detectadas a tiempo.
Pero, ¿es tan importante una buena auscultación?
Definitivamente, sí. A través de ella podemos detectar soplos o arritmias que nos estarán indicando que nuestro animalito tiene una alteración que requiere ser estudiada.
Generalmente la gente piensa que las cardiopatías son de animales viejos o claramente sintomáticos y por lo tanto no dan importancia a este tipo de controles, pero a diferencia de lo que sucede en humanos, ningún soplo en caninos ni felinos es normal a ninguna edad, y su seriedad requiere estudios para ser determinado. Por esta razón, ante el descubrimiento de un soplo en un animal doméstico, siempre se debe recurrir al cardiólogo que indique y realice los estudios correspondientes con la finalidad de tomar las medidas adecuadas lo antes posible.
Un soplo es una alteración en uno o varios ruidos cardíacos, y en su mayoría corresponde a un mal funcionamiento de una válvula cardíaca, lo que produce una turbulencia en el paso de la sangre por esta válvula, alertándonos de alguna anormalidad.
Un soplo es indicador de una enfermedad congénita si se trata de un cachorro, o de una valvulopatía o miocardiopatía en animales adultos.
Así mismo, las alteraciones en el ritmo normal de la mascota nos indican la posibilidad de miocardiopatía o incluso de problemas extracardíacos que pueden ser serios.
Si no se toman las medidas a tiempo, el corazón trata de compensar esa alteración modificando su forma y aumentando su frecuencia cardíaca y la cantidad de sangre circulante, lo cual al principio no produce ninguna sintomatología, pero con el paso del tiempo, esta remodelación patológica de la conformación y fisiología cardíacas van a traer tos, agitación, falta de resistencia al ejercicio y, finalmente, descompensación y muerte.
Por esto es fundamental que los veterinarios clínicos realicen la revisación cardiológica básica de todos los animales que concurren a consulta, tanto a la pediátrica como para cada una de las vacunaciones anuales.
Para esto es necesario que los dueños tomen conciencia e intenten mantener al animal lo más quieto posible, con la boca cerrada para evitar jadeos y sin hacer ningún comentario mientras el colega ausculta, para de esta manera propiciar que la maniobra sea adecuada.
Cada vez con mayor frecuencia vemos cardiopatías congénitas en cachorros que concurren a su primera consulta (principalmente en animales de raza pero también en mestizos) que, encontradas a tiempo, tienen un mejor pronóstico, quirúrgico o médico, que si se detecta cuando el corazón ya sufrió un proceso de remodelado patológico.
Por este motivo es mucho mejor prevenir, porque aunque las cardiopatías no se puedan curar, estudiándolas a tiempo y tomando las medidas adecuadas, el tiempo hasta la descompensación se va a alargar notablemente.

Dra. Claudia M. Gerber
Médica Veterinaria
Cardióloga Especialista UBA

Foto: "Morgan", canino paciente del Servicio Veterinario Integral